Linda Caicedo

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Goles, garra y corazón vallecaucano

Si algo ha aumentado la pasión por el fútbol femenino en Colombia es ver jugar a las superpoderosas de nuestra selección. Entre ellas a Linda Caicedo, quien corre con fuerza, controla el balón con precisión, tiene instinto goleador y se escabulle entre los cuerpos como una pantera, convirtiendo cada jugada en un placer para los aficionados. Tenía 5 años cuando pidió a su papá un balón y unos guayos. Días después ya jugaba en el equipo infantil Real Juanchito, de Cali, donde siendo la única niña y la menor, les daba ‘melo’ a todos los pelados. A los 10, ingresó a un equipo femenino y escaló a la Selección Valle, al América, al Deportivo Cali y a la Selección Colombia, donde juega en todas las categorías. Su fichaje por el Real Madrid, donde es delantera titular, marcó historia como la primera futbolista colombiana en un club de esa magnitud.

Tranquila y reservada fuera de la cancha, su fútbol habla por ella: cada gol es una celebración para Colombia y un impulso para miles de niñas que sueñan con brillar como ella. Linda Caicedo no solo convierte goles, le está marcando el camino a toda una generación.

Leila Cobo

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El pulso de la música latina

Hay personas que parecen forjadas por un latido interior que vibra más allá del oído. Leila Cobo es una de ellas. Nació en Cali, en una casa donde la música era un idioma cotidiano. Su madre es pianista clásica y su hermano, guitarrista virtuoso. Estudió piano en Manhattan y tocó con orquestas sinfónicas en Colombia. Pero su alma gestó otra pasión: hizo un posgrado en periodismo en California y cubrió conciertos y artistas para Los Angeles Times. Allí comenzó a gestarse una trayectoria pionera que transformaría el lugar de la música latina en el mundo. En Billboard, Miami, convirtió una columna semanal en un universo global que hoy tiene listas, premios, conferencias, ediciones regionales y les da estatura y proyección a los artistas en español.

Reconocida con el Leading Latina Award y el Wonder Woman of Latin Music, Leila ha escrito varios libros, conduce un programa de entrevistas y, como vicepresidenta de Contenido Latino en Billboard, hoy es una de las mujeres más influyentes de la industria musical global. Artistas de renombre destacan su calidez, trayectoria y rigor; mientras ella, enmarcada en la sonrisa de quien ama lo que hace, ha hecho historia siguiendo el beat de su interior.

Sergio Trujillo

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Herencia en movimiento

Sergio Trujillo fue el primer latino en ganar el Tony a Mejor Coreografía por Ain’t Too Proud, y también recibió el Premio Olivier y el reconocimiento del Círculo de Críticos de Nueva York por Memphis. Bailarín, coreógrafo y director, hoy es uno de los grandes de Broadway y el West End. Coreografió cerca de 16 musicales, varias obras de teatro y dos óperas. También trabajó con Michael Jackson, Gloria Estefan y Paula Abdul, combinando disciplina y creatividad. Actualmente dirige las coreografías de Jennifer López en El beso de la mujer araña y prepara las versiones musicales de Como agua para chocolate y La casa de las flores. Aunque emigró a Canadá a los 12 años y trató de estudiar ciencias, dice que la pasión por la danza y la cultura latina lo definió: “Todo ese colombiano que llevo dentro, ese amor por la danza, la salsa y el movimiento, me pudo más”.

Para Trujillo, la vallecaucanidad atraviesa su cuerpo y sus obras, desde la canción Cali pachanguero hasta los recuerdos del barrio Panamericano de Cali, lleno de árboles y juegos de infancia. Cada coreografía refleja no solo talento, sino amor por la danza, la tierra que lo formó y la memoria de un verde que sigue latiendo en su cuerpo y su arte. Una herencia que convierte en movimiento y emoción.

Óscar Murillo

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Arte que retorna al origen

En el Museo de Arte Moderno de la Universidad Nacional de Colombia, Óscar Murillo transformó el espacio en un escenario de energía cruda: polvo flotando en el aire, astillas crujientes bajo un hacha y sonidos que se entrelazaban como un concierto sobre la destrucción. Cada trazo y golpe sobre el lienzo negro reforzaba su idea de la migración, del tránsito, de lo que se pierde y lo que se reinventa. Nació en La Paila, Valle del Cauca, y emigró a Londres a los 10 años, estudió Bellas Artes y obtuvo una maestría en el Royal College of Art. Hoy este ganador del Premio Turner es uno de los artistas contemporáneos más cotizados, con obras subastadas en 401.000 dólares y exhibiciones en Tate Modern, MoMA, Museo Jumex y la Bienal de Venecia.

Más allá del éxito internacional, Murillo mantiene un vínculo profundo con su tierra: durante la pandemia se quedó en La Paila ayudando y repartiendo mercados a la comunidad. También organizó un espacio taller para crear y ha expresado su deseo de establecer ‘La Cachepli’, un centro de residencias artísticas internacionales que conecte a jóvenes talentos con la región y con el mundo.

Jefferson Lerma

Foto: Diego A. Zuluaga

De El Cerrito a la Premier League

Determinación y disciplina podrían definir a Jefferson Lerma, pero también su manera de estar en el mundo. Nacido en El Cerrito, Valle del Cauca, empezó a gestar su sueño en la escuela Semilleros con el balón como brújula y una fe inquebrantable en sí mismo. Debutó en Atlético Huila, pasó al Levante de España y llegó al Bournemouth inglés; hoy viste la camiseta del Crystal Palace, equipo con el que acaba de levantar la Copa de Inglaterra, después de superar los 250 partidos en la Premier League. En la Selección Colombia es un volante de marca que rompe, recupera, pechea y bravea. Sus compañeros le dicen ‘gran hermoso’, pero en su pueblo todos lo conocen como Jey. Cuando regresa a Cerrito pasa horas bajo el árbol frente a su casa paterna jugando dominó, bromeando, dándoles a todos ‘sopa y seco’ con sus conocimientos de salsa y charlando con amigos como si el tiempo no hubiera pasado. Humilde, generoso y obstinado en hacer las cosas bien, sigue siendo el niño soñador que aprendió a brillar en silencio hasta conquistar Inglaterra.

Betty Garcés

Foto: Estudio Tragaluz

La soprano que voló para descubrir su voz

En Buenaventura la música se desprende de cada esquina: arrullos, chirimías, salsa y hasta reguetón conforman la banda sonora de cualquier bonaverense. Con ese telón de fondo y en medio de la algarabía de una casa llena de gente, nació y creció Betty Garcés, una niña tan tímida que tarareaba canciones a escondidas. Durante la adolescencia, sus padres la enviaron a Cali y allí, buscando qué hacer, ingresó al Conservatorio Antonio María Valencia. Pacho Vergara, director del Taller de Ópera, descubrió su potencial y le buscó apoyo de entidades del Valle del Cauca para que viajara a Alemania a perfeccionar su voz.

Tenía 25 años, nunca había volado en avión, no conocía la nieve y no hablaba alemán, pero la emoción de estar allí le quitó la timidez. Se hacía entender con señas, ponía a sus amigos a traducir por celular y se enfrentó a audiciones con cientos de aspirantes hasta conseguir un lugar. Estudió con maestros como Klesie Kelly-Moog y se graduó con honores del Máster en Artes de la Escuela Superior de Música de Colonia, con especialidad en Ópera y Lied. Radicada en Alemania, ha sido miembro de ensambles, invitada especial de prestigiosas orquestas y se ha presentado en escenarios de Inglaterra, Austria, Bélgica, Portugal, Italia, Estados Unidos, China, Ecuador, Brasil, Chile y Colombia. Es la primera soprano afrocolombiana de proyección internacional.

Johanna Ortiz

Foto: Weston Welles

Lujo que florece

Reconocida por Vogue Estados Unidos y en la lista BOF 500 como una de las diseñadoras que redefinen la moda global, Johanna Ortiz ha elevado la voz femenina y latinoamericana desde el Valle del Cauca hacia el mundo. En su universo creativo, los vestidos y faldas se elevan para bailar con los vientos de las tardes caleñas. Sus estampados celebran la naturaleza tropical, y la feminidad elegante convierte su marca en sinónimo de sofisticación y exquisitez. Aunque sus diseños están en boutiques de lujo de 20 países y cuenta con tiendas propias en Nueva York, París, Miami, Los Ángeles y Cartagena, “vivir en mi tierra es lo que me permite crear con autenticidad. Cada color, cada textura, cada mujer que me rodea se vuelve parte de mi inspiración”.

En 22 años ha construido una casa de modas de lujo que produce entre cuatro y seis colecciones al año, exporta el 95 por ciento de su producción y emplea a 480 personas, el 78 por ciento son mujeres. Su Escuela Taller ha transformado la vida de cientos de mujeres, muchas de ellas ahora parte de su equipo, consolidando una ‘familia JO’ que demuestra que el lujo también puede tejer comunidad e impacto social. Sus creaciones han vestido a Michelle Obama, Beyoncé, Shakira, Zendaya y la reina Rania; pero su éxito radica en demostrar que desde Cali y América Latina se puede diseñar para el mundo, construyendo un lenguaje propio donde glamur, alegría tropical y conciencia social conviven con raíces profundas.

Junior Zamora

Foto: Estudio Tragaluz

La poderosa apuesta al futuro

“¿Qué cómo me atraviesa la vallecaucanidad? Lejos de clichés como el sancocho o el pandebono y sí desde el territorio, desde lo que soy: hombre caleño, negro, del barrio y del Pacífico. La celebro con los dichos, las historias, el slang vallecaucano y su ‘j’ atravesada. Con lo popular. Porque lo popular, la loma, las periferias, el distrito… esto también es Cali y es bellísimo”, aseguró Junior Zamora, el multiinstrumentista caleño que Rolling Stone destacó como uno de los artistas más prometedores para redefinir la música latina.

Allá en la periferia, en su barrio El Vallado 3, al suroriente de Cali, Junior escribe sus letras. Allí están ‘Las Joyitas’, los niños con riñoñera, la pandilla, La Roja, Edwin 15, Wuasá y todos los personajes de esas canciones que mezclan funk, blues, afrobeat y jazz y que ya rompen listas alrededor del mundo. Allá está el espíritu de lo popular que lo llevó a ser Artist to Watch en Viva Latino por Spotify, y a consolidarse como una de las voces afro más potentes del nuevo panorama global, según Billboard. Él es Junior Zamora: el caleño creador del Afro R&B por el que los grandes ya han hecho sus apuestas.

Diana Trujillo

Foto: Getty

El arte de comandar el cielo

La ingeniera aeroespacial Diana Trujillo emana un carisma que contrasta con la enorme responsabilidad que ostenta: es la directora de vuelo número 108 en el Centro Espacial Johnson de la Nasa. Desde allí lidera operaciones críticas que orbitan la Tierra y preparan el salto más ambicioso de la humanidad: el regreso a la Luna con el programa Artemis y la exploración futura de Marte. En Cali, su ciudad natal, de niña se quedaba mirando las estrellas, imaginando lo que había más allá. Con la misma curiosidad, a los 17 años viajó a Estados Unidos con 300 dólares y sin saber inglés. Trabajó limpiando casas mientras aprendía el idioma, hasta que un hallazgo casual en una revista sobre la Nasa transformó su curiosidad en destino, marcando el inicio de una travesía que la llevó a estudiar ingeniería aeroespacial y a participar en misiones históricas como Mars Curiosity, Mars 2020 y el despliegue del helicóptero Ingenuity en Marte.

Hoy, desde el corazón del control de vuelo en Houston, Diana lidera equipos que hacen posible caminatas espaciales y avances de ciencia más allá del cielo visible. Su misión trasciende lo técnico: es mentora de la Brooke Owens Fellowship y fundadora de iniciativas que impulsan a mujeres y comunidades hispanas a encontrar su lugar en el espacio. Su historia es un recordatorio de que los sueños más altos se alcanzan perseverando, con la mirada puesta en las estrellas.

Alejandro Roca

Foto: Caterine Alvarado

El caballero de la música

Hay músicos que no necesitan levantar la voz para hacerse escuchar. Así es Alejandro Roca. Sereno, riguroso y elegante, ha construido una carrera sólida en Colombia y el extranjero, comenzando frente al piano, instrumento que moldeó su sensibilidad. Nacido en Cali, su pasión musical surgió más por amigos y el entorno escolar que por la familia; se formó en la Universidad del Valle y el Conservatorio Antonio María Valencia, con estudios posteriores en Barcelona y la Universidad Nacional de Bogotá. Durante años fue pianista de ópera y coach vocal, acompañando cantantes y preparando producciones, hasta que su debut como director de Black el Payaso, en el Teatro Colón de Bogotá, marcó el inicio de su carrera en el podio, trabajando con grandes como Gustavo Dudamel y Andrés Orozco-Estrada.

Quienes lo conocen destacan su disciplina, estudio constante, amabilidad y buen humor, que hacen de cada ensayo un espacio humano y cálido. Su vínculo con el Valle del Cauca permanece vivo: ha divulgado obras de compositores locales como Antonio María Valencia y Luis Carlos Figueroa y continúa colaborando con instituciones de la región. Hoy es profesor en la prestigiosa Yale School of Music, formando cantantes líricos y combinando ética y excelencia. Alejandro Roca es, ante todo, un caballero de la música: escucha, enseña y comparte, y su humanidad se percibe en cada nota.